Un pistón cruza 6 fronteras antes de llegar a tu auto

   

Para comenzar, hablemos un poco de capitalismo, y no, será algo muy profundo, de hecho todo lo contrario. Los mercados como cualquier empresa buscan la mayor ganancia con la menor inversión, o al menos reduciendo los costos de producción, por ello en el mundo automotriz si un país es productor pero tienen mano de obra cara, va a buscar componentes con un tercer jugador y fabrica sus unidades, pero el proteccionismo económico de Trump va en contra de todo, incluso del capitalismo que pugna por un libre mercado.

Con lo anterior entendido, vamos a la historia del pistón, una que ya hace unas semanas Marcelo Ebrard, secretario de economía de México señaló, cuando informó que muchos componentes de la línea de producción para vehículos de Estados Unidos hacen un viaje de ida y vuelta por la frontera, y en cada ocasión hoy tendrá un arancel.

Aquel pistón del cuento, comienza su viaje en Michigan como simple aluminio, viaja (1) a Ontario donde se funde y se realiza un pre maquinado, regresa a Estados unidos (2), donde se le da el acabado, se va para México (3) para el procesamiento, regresa a Wisconsin (4) para su balanceo y montaje de varillas y anillos, regresa a Michigan para la instalación en el motor, mismo que se va de nuevo a Ontario (5) para instalarse en un auto.

El proteccionismo económico de Trump solo causará una guerra comercial y encarecimiento de productos en su país principalmente

Cómo pudiste ver, el pistón realizó cinco cruces por las fronteras con tarifas arancelarias, por lo que esa minúscula pieza podría ya acarrear un arancel de más del 100% ya que la tarifa que se aplica a autos nuevos y piezas es del 25%. Aunado a lo anterior, se informa que de todos los autos hechos en Estados Unidos un 40% de sus piezas son de origen extranjero.

Hoy sabemos que el costo de un auto en Estados Unidos podría aumentar desde 3.000 a 5.000 dólares, pero podría ser más si las medidas espejo de otros países encarecen más los insumos. Para la administración de Trump estas medidas harán que las fábricas regresen a Estados Unidos y fabriquen ahí, aunque eso es casi utópico.

Desarrollar toda la cadena de suministro es un proceso largo y sobre todo caro, por la mano de obra de los vecinos del norte, y claro, el desarrollar sus propias partes, u obligar a que las marcas de componentes se instalen, aunque seguramente sus insumos vengan de otro país, volviendo al mismo punto.

Por último, tenemos la automatización, y es que plantas  como las de Mercedes-Benz o BMW han prescindido de trabajadores para colocar robots que hagan las labores repetitivas, deshaciéndose así de muchas personas, y esto podría pasar en EE.UU donde las marcas seguirían ganando y la generación de empleos queda de nuevo en una promesa de campaña.

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