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Frenado automático será obligatorio en Estados Unidos para 2029

   

El Gobierno de los Estados Unidos es uno de los más preocupados por la seguridad y por ello harán mandatorio el frenado automático. A partir del 2029, todos los vehículos que se vendan en el vecino país del Norte tendrán que contar de serie con esta asistencia de manejo que, según algunos datos, podría salvar alrededor de 400 vidas por año.

Aunque muchas empresas ya equipan sus automóviles con esta tecnología en América del Norte, algunas no lo hacen, y actualmente no hay reglas que rijan su eficacia. Sin embargo, la situación cambiará en septiembre de 2029, cuando las nuevas directrices técnicas establecidas por la NHTSA entren en vigor.

Estas nuevas normas requieren que todos los vehículos de pasajeros nuevos vendidos en los Estados Unidos, con un peso inferior a los 4,500 kilogramos, estén equipados con el sistema de frenado automático de emergencia.

Además, las nuevas regulaciones exigen que este sistema permita que un automóvil se detenga y evite colisiones con otros vehículos cuando viaje a velocidades de hasta 100 km/h, tanto durante el día como por la noche. También se espera que los automóviles apliquen automáticamente los frenos a velocidades de hasta 145 km/h si se acercan a otro vehículo por delante y sean capaces de detectar y evitar atropellos a peatones a velocidades de hasta 72 km/h.

Frenado automático de emergencia como reductor de accidentes

El gobierno estadounidense cree firmemente implementar esta medida podría reducir significativamente la cantidad de choques traseros que ocurren anualmente en el país, salvando vidas y evitando lesiones. Además de los beneficios en términos de seguridad, también se espera un ahorro significativo en costos médicos, facturas de seguros y reparaciones de vehículos para los conductores.

En 2019, según la NHTSA, se reportaron casi 2.2 millones de colisiones traseras, resultando en 574,000 lesiones y 1,798 muertes. Sin embargo, el número más alarmante es el de los 6,272 peatones fallecidos el mismo año, con el 65 por ciento de ellos siendo atropellados por la parte delantera de un vehículo en movimiento.

A pesar de los beneficios evidentes, la implementación de esta tecnología podría requerir modificaciones adicionales en algunos vehículos, lo que podría resultar en un aumento modesto en el precio. La NHTSA estima que esta regla agregaría alrededor de 84 dólares al costo de un automóvil nuevo, dejando a los fabricantes la libertad de elegir qué sensores utilizar.

Aunque los grandes fabricantes de automóviles tienen hasta el 1 de septiembre de 2029 para cumplir con estas nuevas regulaciones, las empresas más pequeñas tendrán un año adicional para adaptarse. En una prueba realizada por la NHTSA en 17 vehículos, solo el Toyota Corolla 2023, que utiliza tecnología de radar y cámara, cumplió con los estándares requeridos.

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